sábado, 9 de enero de 2010

Cae a veces aquella coraza que me protege,
cae y me siento sola,
cae y me vuelvo vulnerable a tus actos,
cae y regreso al vacío, al dolor,
a la inseguridad, comienzo a dudar.

Pero jamás a desconfiar de ti,
me embargan las dudas sobre mí,
me pregunto si seré capaz de acompañarte,
si seré suficiente para hacerte feliz.

Y las respuestas no llegan,
desaparece la inseguridad,
micorazón sabe que te quiere
y no te dejará jamás.

Pero le digo a mi corazón:
en algún momento ya no nos querrá,
pues otra llegará a reclamar su compañía.

O quizás quiera él que me quede a su lado,
que esté presente en aquellos importantes momentos,
que sea quien provoque su cuerpo,
quien abrace su alma.

Y saldrán entonces de sus labios
aquellas palabras que tanto espero,
y brillarán sus ojos y sonreirá su alma.

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